Ecoinnovación, simbiosis perfecta entre negocio y medio ambiente

miércoles, 10 de octubre de 2018

El concepto ecoinnovación es relativamente nuevo, pero podría definirse de forma sencilla: se trata de la simbiosis entre los conceptos business y environment; es decir, el negocio, y el medio ambiente.

Como recuerda la activista política canadiense Margaret Atwood, “toda riqueza procede de la naturaleza. Sin ella, la economía no existiría”. Esta misma línea es defendida por la propia Comisión Europea (CE), que cuenta con todo un Plan de Acción sobre Ecoinnovación (EcoAP), liderado desde la Dirección General de Medio Ambiente.

EcoAP es un conjunto de iniciativas que tienen como objetivo mejorar la adopción de la ecoinnovación en el mercado, y que incluye desde materiales reciclados hasta el tratamiento de aguas residuales, el apoyo a empresas ecológicas, o el fomento de sistemas de compra inteligente y etiquetado ambiental.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) definió en 2005 el concepto ecoinnovación como “las actividades que producen bienes y servicios para medir, prevenir, limitar, minimizar o corregir daños ambientales en materia de agua, aire y polución, así como problemas relacionados con los residuos, contaminación acústica y ecosistemas. Esto incluye las tecnologías más limpias, los productos y los servicios que reducen el riesgo ambiental y minimizan la contaminación, y la eficiencia en el uso de recursos”.

Para ecoinnovar es necesario abarcar aspectos mucho más amplios como estrategia, diseño, procesos, relaciones con proveedores, cadena de valor, marketing, comunicación, distribución, uso y fin de vida del producto o servicio, entre otros.

Aunque las empresas cada vez más impulsan la ecoinnovación por razones internas o de competitividad, diferenciación o ahorros (energéticos, de costes o materias primas, etc.), también empiezan a existir presiones regulatorias, sobre todo de directivas europeas, que hacen obligatorio aplicar herramientas de ecoinnovación al diseño de los productos y servicios.

Las empresas más avanzadas llevan tiempo confirmando algo que parece evidente: la mejora de la competitividad no pasa solo por la valoración del cliente o usuario en sus decisiones finales de compra; también conlleva una clara reducción de costes.

Si además la empresa es capaz, no solo de generar valor, diferenciación y ahorros, sino de comunicarlo y posicionar su producto, servicio o marca con una buena campaña de difusión, la ecuación es prácticamente perfecta: el objetivo es aunar competitividad y sostenibilidad.

Estrategia europea sobre ecoinnovación

El primer gran impulso europeo a la ecoinnovación se produjo en 2004, con el Plan de Actuación en favor de las Tecnologías Ambientales (ETAP), que perseguía un mayor desarrollo y uso de las tecnologías ambientales. Su objetivo era superar los obstáculos financieros, económicos e institucionales que impedían el crecimiento de estas tecnologías, además de favorecer su puesta en práctica en el mercado. A partir de esta fecha –hace apenas diez años–, comenzaron a florecer en Europa las ecoindustrias.

Impulsar la financiación, clave para econinnovar

Aunque ha demostrado de forma clara algunas de sus ventajas, la ecoinnovación, con excepción de las energías renovables, sigue teniendo un acceso limitado a los mercados, según reconoce la propia (CE) comisión Europea.

Las barreras parecen identificadas: aunque muy innovadoras sobre el papel, muchas tecnologías de ecoinnovación no son capaces de dar el salto del laboratorio al mercado, por lo que la Comisión financia desde 2012 proyectos de demostración de ecoinnovación. Además, la financiación del sector público es crucial para acelerar la ecoinnovación en el sector privado, especialmente en las pymes, así como fomentar la creación de centros empresariales y tecnológicos europeos que apoyen a las empresas europeas que quieran ampliar su mercado en países emergentes como India, Brasil o China.

Barreras y oportunidades

El término ecoinnovación “es tremendamente amplio” y que “cualquier sector tiene potencial de mejora desde el punto de vista de proceso, producto, servicio o gestión”.

Pese a ello, desde la División de Energía y Medio Ambiente de Tecnalia explican a Compromiso Empresarial: “Nuestra perspectiva es que la innovación en los sectores de la energía y el cambio climático experimentará un fuerte avance en los próximos años”.

En esta línea, añaden, “es probable que los futuros desarrollos se concentren cada vez más en el transporte y almacenamiento de energía, más que en los propios sistemas de producción energética, aunque también éstos seguirán evolucionando en ámbitos como smart grids, acumuladores, nuevos materiales, etc., con un impacto notable en los mercados energéticos y las pautas de consumo”.

Otro gran ámbito de desarrollo en los próximos años será el de la adaptación sectorial –incluyendo el sector energético– y privada al cambio climático, que se abordará desde una perspectiva de gestión de riesgos y protección financiera. Las barreras que recurrentemente encuentra la ecoinnovación para arraigar y generar resultados están relacionadas con:

Los costes asociados a la innovación, seguido de la incertidumbre sobre la demanda final, la falta de apropiación por parte de los actores implicados –sobre todo productores, pero también comercializadores y consumidores– y la necesidad de un cambio institucional y organizativo “habilitador”.

Como ejemplo de cómo funciona la ecoinnovación podemos hablarte de Enviroplast®, nuestro acolchado biodegradable para cualquier usuario. No hay nada más innovador que democratizar el uso de plásticos biodegradables para la agricultura. Porque hasta ahora, solo las grandes explotaciones de tierra podían acceder a este material, imprescindible para cambiar los modelos productivos actuales. 

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