Todo empezó con el economista y empresario polifacético belga, Gunter Pauli, creador de la economía azul (Blue Economy). El cual, propone copiar a la naturaleza para lograr una mayor eficiencia.
Según Pauli … “los consumidores podrán recuperar su capacidad de decidir lo que quieren y cambiar el actual modo de producción global, que genera grandes cantidades de basura, desempleo y gobiernos fallidos”.
Se trata de un concepto holístico e innovador en el enfoque empresarial: sólo hay que emular los ecosistemas naturales para ser eficientes en la producción de bienes y servicios que los ciudadanos necesitan, con responsabilidad compartida y respeto por las generaciones futuras.
La teoría plasmada en el libro “La economía Azul” de Pauli, afronta un problema de proporciones importantes a nivel mundial.
Pretende cambiar la forma que razonamos el medio ambiente, la agricultura, la manufactura, los residuos…etc, con el fin de acentuar el círculo del desarrollo sostenible con el planeta.
Debemos olvidarnos de perseguir un beneficio único. Queremos conseguir todo lo que el proceso de producción nos ofrece. La especialización, o las economías de escala, no sirven. Se trata de aprovechar, con actitud innovadora, multitud de fuentes de ingresos a lo largo de nuestro proceso productivo.
De esta manera, mantenemos los riesgos y reducimos los costes. No tiene sentido tratar de evaluar el subproducto o eliminar el residuo, estos se convierten en oportunidades de negocio y es necesario que sean aprovechados por los empresarios las aprovechen.
La economía azul rechaza la actitud elitista de la economía verde que pretende ofrecer productos ecológicos que respeten el medio ambiente pero que solo sean accesibles a una élite conservacionista de alto poder adquisitivo. Todos: empresarios y consumidores, tenemos acceso a la economía azul de forma sostenible.
Pauli lanzó la plataforma Zero Emissions Research and Initiative (Zeri). Una red global para ampliar sus ideas. Desde entonces, ha creado 50.000 puestos de trabajo y más de 1.500 empresas. Lo hace con proyectos como el cultivo de setas comestibles de alta calidad con restos de café, detergentes biodegradables con restos de piel de naranja o la transformación de gasolineras en estaciones para recargar vehículos eléctricos.
La economía verde requiere que las empresas inviertan más y que los consumidores paguen más para obtener lo mismo a cambio de preservar el medio ambiente.
La economía azul consiste en entender los residuos como recursos y buscar soluciones inspiradas en el diseño de la naturaleza.
Fuente: Ambientum