El ineficiente uso de los recursos naturales en Europa exige la puesta en marcha de medidas que permitan racionalizar el consumo de los mismos y disminuir la presión sobre el medio ambiente.
En este escenario, un nuevo informe de la EEA (Agencia Europea de Medio Ambiente) que lleva por título “La economía circular y la bioeconomía, socios en la sostenibilidad”, y que da continuidad a otros dos anteriores (“Economía circular en Europa: desarrollo de la base de conocimiento” y “Circular por diseño: productos en la economía circular”), defiende que la implementación conjunta de la economía circular y la bioeconomía podría dar respuesta a este desafío.
A través del mismo se muestra que las dos tienen objetivos comunes y áreas de intervención similares, como es el caso de los residuos alimentarios, la biomasa y los productos biológicos, por lo que un mayor vínculo y colaboración más estrecha entre ambas agendas, especialmente en diseño de productos e infraestructuras, resultaría muy positivo para la sostenibilidad europea.
Tal y como se recoge en el estudio, la demanda cada vez mayor de alimentos, piensos, biomateriales y recursos bioenergéticos podría empeorar la sobreexplotación de los recursos naturales. No obstante, si el problema se focaliza desde una visión circular y bioeconómica, daría como resultado un mayor aprovechamiento de los productos, alargando su vida útil y funcionalidad durante más tiempo.
El uso circular de la biomasa incluye, por ejemplo, la biorrefinería, la impresión en 3D con bioplásticos, cultivos de usos múltiples, mejor gestión de los residuos y tratamiento de los biorresiduos. Por su parte, los consumidores también pueden contribuir a una economía circular consumiendo menos proteínas de origen animal, evitando el desperdicio alimentario y participando activamente en los sistemas de recogida selectiva.
Fuente: Retema