“Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional” (Howard Gardner). Durante muchos años las empresas han seleccionado personas con extraordinarios conocimientos técnicos, pero se han dado cuenta qué aún siendo importantes, no es ni mucho menos suficiente.
La educación estaba orientada a la consecución de excelentes resultados académicos incluso en algunos colegios se fomentaba la competencia entre los compañeros, las extraescolares, los idiomas, las estancias en el extranjero, los masters, pero en parte nos olvidamos de la gran importancia que tiene formar a los niños para ser personas íntegras.
Valores como la lealtad, la honradez, la generosidad, el amor, la libertad, la gratitud, el respeto son los pilares esenciales sobre los que se basa cualquier iniciativa de logro personal y profesional.
En las plantillas de algunas empresas entraron durante muchos años personas con excelentes conocimientos técnicos pero que sus actuaciones personales y profesionales no eran éticas. Las personas que si tenían valores no podían competir con ellos porque se habían cambiado las reglas del juego, ahora lo importante no era ser leal a la empresa, actuar con honestidad, la generosidad con los compañeros, el esfuerzo sino exclusivamente los resultados económicos no importando mucho como se habían obtenido. Lo que provocó que los trabajadores se desmotivaran y los ambientes laborales fueran tóxicos disminuyendo la productividad de las empresas y algunas incluso se vieron inmersas en problemas graves como es el caso de las antiguas Cajas de Ahorros que dieron lugar a la gravísima crisis bancaria.
Nos hemos dado cuenta que las personas con valores bien definidos tienen mayor autoestima, toman mejores decisiones, son capaces de anteponer los intereses de la empresa a los suyos personales, el ambiente mejora, ayudan a crecer profesionalmente a otros, generando confianza. Por ello se ha optado por considerar como requisito indispensable para ser seleccionado tener bien definida la escala de valores.
Pero estas personas para que puedan encajar en la empresa es necesario que ésta se comprometa con los valores que exige. Los líderes y directivos que la dirigen tienen que practicarlos porque la falta de coherencia puede dar lugar a que los empleados se sientan defraudados y salgan de la compañía.
Se habla mucho de la importancia de integración en las empresas de las personas de plantillas cada vez más diversas, conviven distintas generaciones los babyboomers, la generación X, Y y la Z personas de distintos países etc.
Para que se produzca esa integración tenemos que buscar las cosas que les unen y no las que les separan. Valores como la generosidad, la lealtad, el amor son universales las personas que los practican generan confianza que es la base del Liderazgo. Si a estas personas las animamos a trabajar habilidades como la empatía, la comunicación, capacidad de escucha, proactividad, creatividad, innovación, las relaciones sociales y están dispuestas a aprender aquello que sea necesario para estar actualizados, podremos disponer en nuestra plantilla de verdaderos líderes, capaces de adaptarse a los cambios que se vayan produciendo.
Todos somos personas con nuestras virtudes y defectos clasificar a las personas porque pertenezcan a una u otra generación o provenga de un país u otro generalizando nos harán perder muchísimo talento. La adaptación al cambio depende exclusivamente de la actitud de la persona seguramente a una persona de 50 años le cueste más manejar una nueva aplicación móvil pero si quiere lo logrará pero a un profesional de 30 puede tener más dificultad con el proceso de toma de decisiones.
Si coexisten personas generosas que estén dispuestas a apoyar a los compañeros y ayudar a crecer a los demás, cada uno aportará al equipo aquello en lo que destaque y podrá funcionar perfectamente.
Las empresas quieren personas felices, pero la felicidad la tiene que buscar la persona descubriendo cuál es su propósito en la vida y actuando para conseguirlo.
La felicidad no la puede dar la empresa, pero si puede seleccionar personas con valores, habilidades que busquen la excelencia profesional, que tengan propósito y trabajen día a día para conseguirlo.
Todo un reto.
Fuente: diarioresponsable